lunes

ELOGIO DE LA LECTURA

 

“Leer un libro es volver a nacer. Es el camino para apropiarnos de un mundo y de una visión del hombre que, a partir de ese momento, entran a formar parte de un nuevo ser. Una lectura disfrutada con riqueza y plenitud, es la conquista más plena que puede hacer un hombre en su vida.

Hay una condición esencial que hará que este regalo de los dioses sea para siempre. La lectura debe causarnos placer. Un placer que venga de lo más hondo del alma y que ha de quedarse allí intacto y disponible. Esto nos llevará a otro de los dones que concede la lectura y es la relectura. Así, volver a leer un libro tendrá siempre una condición reveladora y es ésta: a cada lectura el libro se nos va a presentar con un nuevo rostro, con nuevos mensajes, con otros ángulos para percibir el mundo y los seres que lo pueblan.

Suele hablarse en estos tiempos de la desaparición del libro por obra de tecnologías aparentemente inevitables. Grave error el pensar así.  El libro acompañará al hombre hasta el último dia sobre la tierra. Sencillamente porque ha sido la más alta representación de la presencia del hombre en el universo. Cuidemos el libro, en el libro se esconden las más secretas claves de nuestro paso por la tierra, el más absoluto testimonio de nuestra esencia como hombres. El libro es el mensajero de un más allá cuyo rostro no acabamos de percibir.” 

ALVARO MUTIS

(Photograph by Eugene Shinkovskaya)

 

LEEDORES Y LECTORES

 "La galería de leedores es copiosa. El estudiante que se desoja en víspera de examen sobre el libro de texto; el profesor que trasnocha entre tratados, acopiando datos para su lección; la matrona que, parada junto al fogón, recita en voz alta las instrucciones coquinarias que conducen al suculento plato; el funcionario en retiro que demanda a las páginas del libro la mejor manera de invertir sus ahorros; o la dama, muy cursada ya en la treintena, que se retira al secreto de su tocador y corre renglón tras renglón en procura de experimentados avisos que la devuelvan sus gracias fugitivas; todos ellos -y mil más no pasan de leedores.
Leedor, también, el que emplea su tiempo en los diarios. Coinciden en eso el escandinavo y el chino. El uno, Georg Brandes, asevera que de cien personas que saben leer, noventa no suelen leer más que diarios, lo cual exige escaso esfuerzo. Y el otro, americanizado de la China, Lin Yu Tang, dice: "Yo no llamo lectura, en absoluto, a la enorme cantidad de tiempo que se gasta en leer periódicos." En la escala de los que recorren con los ojos un papel impreso, el personaje inferior es uno, regalo de nuestros días a la infinita variedad de lo humano, el leedor, o "el vista", de muñequitos. Inmerso, complacido hasta el arrobo, en las delicias de recorrer cuadro por cuadro, escena por escena, sin perderse una, los trabajos de Maggie o las hazañas del Superhombre, sus ojos avanzan por un medio mixto, parte imágenes mal trazadas, pintarrajeadas de colores groseros, parte palabras; éstas, no muchas, van encerradas en unos globitos que les salen a los personajes de la boca, y por su vacuidad sirven de adecuado sustituto al aire vano que contienen los globos de veras. El veedor o el leedor de semejante cosa recuerda al anfibio, que entra y sale de lo leído, insignificante, a lo visto, vulgarísimo, sin saber nunca a derechas por dónde se anda. ¿Mira, lee, promiscúa? Pero atrevido sería decir de estos ciudadanos, doblados, regocijados, sobre el papel, que están leyendo. Ni siquiera rozan por lo bajo los cielos y lecturas a donde se transporta el lector de verdad, ya que las actividades superiores del alma no asisten, están de sobra en esta jenízara operación visual. Comparo al aficionado a los muñequitos al denodado masticante de chicle, por cuantos ambos no ahorran esfuerzo ni tiempo en sendas operaciones que parecen las dos dirigidas al noble menester de la nutrición, ya corporal, ya del espíritu; cuando en realidad nada de provecho pasa al estómago del uno ni a la cabeza del otro, y los dos se hermanan en su posible comparanza con el desdichado animal que voltea y voltea la noria, sin que le importe que el pozo esté seco.
Frente a estas legiones, en escasa minoría, los lectores. Se define el lector simplicísimamente: el que lee por leer, por el puro gusto de leer, por amor invencible al libro, por ganas de estarse con él horas y horas, lo mismo que se quedaría con la amada; por recreo de pasarse las tardes sintiendo correr, acompasados, los versos del libro, y las ondas del río en cuya margen se recuesta. Ningún ánimo, en él, de sacar de lo que está leyendo ganancia material, ascensos, dineros, noticias concretas que le aúpen en la social escala, nada que esté más allá del libro mismo y de su mundo."

domingo

DECÁLOGO PARA UN/A NIÑ@ LECTOR/A

Con motivo de la celebración de la Feria del Libro del 29 de mayo al 14 de junio, Elvira nos hace un decálogo muy personal para motivar a los niños a que lean.

http://www.bibernetz.de/wws/pics/6933270-1913406-1-693327-693422-1-kleinkind_mit_bilderbuch_t_jupiterimages-04336527.jpg

Aquí el enlace del audio

domingo

¿YA TIENES MARCADOR?


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O también aquí

LEER INSPIRA



(Para los que no dominéis el "inglish" este es el texto de la notita)

¡Qué hastiado estoy de la insoportable distancia que nos separa. Cómo anhelo el sonido de la campana del recreo. ¿Me has olvidado? ¿Has dejado de quererme? Dime que no estoy escribiendo en el abismo. O en eso se convertirá mi corazón...

martes

POEMAS PARA LER DESCALZ@S

Cando estou cansa e o día foi duro ó entrar pola porta da casa o primeiro que fago é descalzarme... coido que é aí onde empeza a verdadeira comodidade e a harmonía con un/unha mesm@... e se descalz@s camiñamos sobre a terra ou sobre a herba mollada (ainda mellor) é fácil sentir esa conexión telúrica e máxica que nos permite captar a emoción que nos transmitirá un bo poema...

Esta selección de poemas é para vos rapaces, así que descalzádevos e disfrutade do paseo...

Cuando estoy cansada y el día ha sido duro al entrar por la puerta de casa lo primero que hago es descalzarme... creo que es ahí donde empieza la verdadera comodidad y la armonía con un@ mismo... y si descalz@s caminamos sobre la tierra o sobre la hierba mojada (aún mejor) es fa´cil sentir esa conexión telúrica y mágica que nos permite captar la emoción que nos transmitirá un buen poema...

Esta selección de poemas es para vosotr@s chic@s, así que descalzaos y disfrutad del paseo...



viernes

Adoito dicirlles aos que se torturan nos meus Obradoiros Literarios que todas as grandes historias xa foron escritas, pero que aínda faltan as súas. E é verdade: entre Homero e catro máis encargáronse de contalo absolutamente todo. E moi ben, por certo. As historias que xa sabemos que viven dentro dos libros e que turran da emoción lectora: quérote, non me queres, busco o paradiso, a loita entre o ben e o mal, o soño da utopía, a guerra, a paz… É como as cancións, a nada que rañamos nela decatámonos de que case que todas contan o mesmo, a saber, que I love you, baby.

Non obstante, os libros, as historias que conteñen, sempre nos sorprenden e engaiolan. Áínda que conten o mesmo unha e outra vez. Facede a proba. Mirade na vosa biblioteca e tentade resumir en tres liñas de que vai (os editores facemos isto todos os días para as contras dos libros que tiramos do prelo). Comprobaredes que os argumentos, independentemente do complexo ou simple da trama, son máis ou menos sempre os mesmos. Non obstante, que delicia cando esa historia de amor está ben contada. Que pracer grande cando esa epopea está ben narrada. Que gusto magnífico cando esa vida está ben posta sobre o papel, coas letras precisas, coas semánticas exactas.

Sempre é o mesmo e qué. Unha vez e outra e outra máis e qué. Abrir os libros para atopar os argumentos clásicos, claro. Entrar nas páxinas sabedores do que nos espera, si.

Pero que felicidade cando o autor ou autora foron quen de, con paixón de ourives, facer o traballo miúdo de chamar pola literatura con maiúsculas.

Sabémolo. Que non hai nada novo en ningún libro novo ou vello ou clásico ou por escribir. Sabémolo pero aínda así estamos dispostos a seguir lendo historias de f icción. Porque precisamos contos. Necesitamos relatos que nos movan un pouco e de cando en vez, a poder ser cada día, o corazón.

Seguiremos. Sempre. Lendo e lendo mesmo para descubrir que, de cada vez, cada lectura é diferente e non ten nada que ver coas demais nin coas que virán.

Bendita monotonía.



Francisco Castro


sábado

LA HUELLA DE LOS LIBROS



La huella de los libros

Hay escritores que atesoran y acumulan libros, mientras otros les dejan de prestar atención una vez leídos. La formación de las bibliotecas particulares crea manías. Una serie de autores responde a la pregunta sobre el apego que se puede tener por ellos